Eva María Günter

Como vivir según las estaciones

En las culturas más antiguas, las personas tomaban mucho cuidado de vivir en armonía con los ciclos de la naturaleza.  Los sabios eran fieles observadores de los movimientos celestes y fenómenos naturales y se preocupaban por organizar las actividades humanas en armonía con la naturaleza.  Estas ideas parten de un principio fundamental: Somos integrantes del universo y estamos sujetos a sus leyes. 

Con las costumbres del mundo moderno, esto se ha perdido y las personas ya no sienten esta conexión profunda con la naturaleza. 

Es común consumir alimentos fuera de estación.  Podemos comprar las mismas frutas y verduras todo el año aunque vengan de lejanas latitudes o hayan sido cultivadas en invernaderos.  Esto tiene un impacto negativo no solo para nuestra salud sin también para el medio ambiente y los agricultores locales.

La necesidad de ser continuamente productivos, nos empuja a mantener nuestros ritmos de trabajo constantes durante todo el año.

La facilidad con la que se puede tomar un avión nos permite tomar ¨vacaciones al sol” en pleno invierno.  En pocas horas recorremos miles de kilómetros de distancia y variamos decenas de grados.  La tierra demoró meses para cambiar paulatinamente el clima de la localidad en donde vivimos, pero tomando el avión, en pocas horas cambiamos de estación.

Las regulaciones oficiales cambian la hora para ayudar con la economía de electricidad y entonces vivimos un amanecer y anochecer dictados por la economía.

Desde tiempos remotos existían festividades para conmemorar los ciclos y así ayudar a que las personas entraran en sintonía con los cambios que se producían en la naturaleza.  Siguen existiendo estas festividades: Navidad, Pascua, San Juan, etc., pero se celebran desprovistas de este sentido. Para muchos, ni siquiera el sentido religioso se preserva, las fiestas no son más que otra oportunidad más de “celebrar”, salir a comer y beber con amigos y familia, pero sin reflexionar sobre la razón de estas fiestas. 

Vivimos desconectados de la naturaleza y desconectados de nosotros mismos.  Somos autómatas destinados a aumentar la producción global.

Es interesante constatar que esta situación ¡no es nada nueva! Ya en los tiempos del la Antigua China los sabios la observaban.  El Huang Di nei jing su Wen, uno de los más importantes clásicos de la medicina china fue escrito alrededor del año 100 AC.  Está constituido por la compilación de ideas que preceden esta fecha en varios siglos y hasta milenios.  En su primer capítulo el Emperador Amarillo, le pregunta al sabio Qi Bo:

“He oído que en los tiempos Antiguos todas las personas podían alcanzar la edad de 100 años, eran saludables y activos en su vejez; pero actualmente las personas estás agotadas con 50. ¿Es debido a las anormalidades por la edad?, o a ¿descuido de las personas?.”

Esta pregunta sencilla, tan válida para el ser humano contemporáneo, es la que se responde en todo el libro y uno de los pilares fundamentales de la teoría de la medicina china.  En el capítulo 2 de éste libro se explica detalladamente como vivir en armonía con las estaciones.

“Para el hombre, el yin yáng y las 4 estaciones son la raíz y el origen de todas las cosas. Por ello los sabios nutren su yang en primavera y verano y su yin en otoño e invierno, de esta manera nutren su raíz y se mantienen en armonía con todo los que les rodea pues siguen el camino del dáo.”

¿Es posible adecuar estos consejos a nuestra vida moderna?.  ¡Es muy posible, y mucho más fácil de lo que imaginas!

 A continuación, puedes encontrar algunos consejos que te permitirán vivir en el mundo moderno según la sabiduría milenaria de los antiguos:

Consejos para vivir en armonía con las estaciones

-Consume alimentos de estación.  Las necesidades del cuerpo cambian según la estación.  Por ejemplo, factores como la temperatura y la luz afectan nuestra fisiología y nuestros cuerpo reacciona para adaptarse a los cambio externos.  Consumir alimentos de estación es una manera de escuchar a nuestro cuerpo y nos permite fortalecernos y alejar la enfermedad. No es apropiado consumir los mismos alimentos todo el año.  La naturaleza nos brinda una diversidad de alimentos en cada estación y respetar estas variaciones nos permiten adecuarnos a las circunstancias externas. 

-Adapta tus actividades.   Aprovecha el calor y la luz de los meses más cálidos para realizar deportes y actividades al aire libre.  Comparte con amigos, conoce nuevos lugares y personas.  En los meses fríos otorga el privilegio a las actividades que puedes realizar en casa.  Realiza actividades que te permitan conectar con tu interior y que propicien la reflexión.  En estos meses, comparte con tu familia y seres más queridos. 

-Modifica tus tiempos de reposo.  Con la llegada de la primavera llega el momento de comenzar a despertarse más temprano y postergar la hora de ir a la cama, los días más largos nos permiten hacer más actividades.  Con el otoño lentamente debemos disminuir las actividades y alargar los tiempos de descanso. 

-Cambia tu rutina de ejercicios.  Es aconsejable realizar una actividad física durante todo el año, pero a menos que seas deportista de profesión debes disminuir la intensidad de las actividades en los meses más fríos y aumentarla con la llegada de la primavera.  En verano es el momento de mayor expansión así que esta sería la mejor época para correr los “maratones”.

-Regula tu actividad sexual.  Si piensas que solo los conejos salen en primavera a reproducirse te equivocas. Nosotros también vemos modificados nuestros impulsos.  Lo que sucede es que estamos muy desconectados de nuestro cuerpo y de la sexualidad.  En los meses más calurosos la frecuencia aumenta y con la llegada del frío se debe privilegiar más la calidad que la cantidad.

-Evita vacaciones que impliquen un cambio de estación.  Esto implica un desgaste de energía ya que el cuerpo debe adaptarse rápidamente a cambios que en la naturaleza han demorado meses en acontecer.  Si tu deseo de encontrar la nieve en verano o viceversa son muy grandes, toma medidas para que el cambio sea lo menos debilitante posible.

-Valora las festividades que se celebran en cada estación.  Independientemente de su sentido religioso tienen importancia como marcadores del cambio de estación y hacen reflexionar sobre actitudes de la vida diarias, sobre valores familiares y de la sociedad.   Ellas nos permiten recordar que debemos adecuar nuestra vida cotidiana a los nuevos ciclos.

Realizar estos cambios te permitirá prevenir la aparición de la enfermedad y preservar belleza y juventud.  Sabiendo cuando y como utilizar y preservar tus energías te concedes el beneficio de estar en armonía con los ciclos naturales y asimismo tus procesos físicos, emociones y cuestiones más transcendentales se alinean con la armonía del universo abriéndote la posibilidad a experimentar transformaciones profundas que propician no solo el bienestar sino también tu crecimiento espiritual.

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